sábado, marzo 18, 2006

Sucedio en una Iniciacion

Reinaba un gran silencio en el Templo; era de
noche de INICIACION y se acababa de dar la Luz, al
profano. Los hermanos, tomaban asiento en sus Colum-
nas, y una voz fuerte y segura se deja ir, un hermano
puesto de pie pide la palabra al V:.M:. quien aunque la
estación no era el caso, en vista de la tonalidad y el
porte y presumiendo que se tratara de algún fortuito de
indisposición nada ajena, en sesiones largas, se la
concede.
VENERABLE. MAESTRO, dice el hermano puesto de
pie, permitidme cubrir el Templo; pues no puedo resistir
la presencia de este profano por más tiempo. Nos sepa-
ra un hecho en la vida; que cuando ocurrió, prometí
vengarlo, si era posible con la muerte; pero tuve la suer-
te de serenarme a tiempo y su ausencia, también me lo
impidió. Pero, en esta oportunidad que lo veo llegar
hasta el sagrado recinto, no puedo resistirme al deseo
vehemente de alejarme inmediatamente de su presen-
cia.
Señor... señor... interrumpe el recién Iniciado, diri-
giéndose al Venerable Maestro. soy yo quien debe de
irse y le ruego me permita salir.
El V:.M:.con la serenidad propia de su conciencia
clara, que nunca debe de abandonar al buen masón
pregunta a su H:. de Tall:. si es tan grave y tan hondo el
asunto que le impulsa a abandonar el Templo.
Y éste responde... Seré breve V:.M:. hace años un
hijo mío gravemente enfermo, fue asistido por un profe-
sional, mi hijo murió... a consecuencia de una mala
prescripción de la medicinas que tomó.
Ese profesional... es el hombre que hoy se inicia y
para no estorbar la Cer:.; prefiero abandonar el Templo.
Un silencio de muerte, una emoción contenida inva-
dió a los presentes y este silencio fue roto por el recién
Iniciado, quien con voz trémula y dolorida explicó.
Señor... en mis años de estudio tuve un compañero
de aula, algo más que un amigo, casi un hermano; sali-
mos prácticamente juntos y también nos recibimos con
fechas aproximadas.
Al poco tiempo se enfermó y acudí solícitamente a
consolarlo y atenderlo, puse todo mi esfuerzo, mi cari-
ño, mis energías a toda hora para aliviar su mal y acele-
rar su curación desgraciadamente todo fue adverso, el
mal se hacia más grave cada vez y posiblemente por
empeño puesto en prueba para restablecerlo, me hizo
incurrir en un error; mi querido amigo... mi hermano del
alma, elevó su espíritu al cielo, donde Dios debe de
haberle dado gloria; porque fue noble y generoso como
pocos; inteligente y bueno... Yo señor, abrumado por el
dolor, con el alma y el corazón acongojados hasta lo
íntimo por la irreparable pérdida de éste tan caro y que-
rido hermano, no tuve valor para nada, vivía recluido en
mi casa. Amedrentado y caído, a consecuencia de ello
enfermé y no pude dedicarme a ninguna labor profesio-
nal. y. viendo que mi vida era imposible en el consorcio
de la gente y menos dedicarme a ejercer mi profesión,
me fui al extranjero. Allí he vivido algunos años los que
no han tenido la capacidad de curar esta profunda le-
sión que dejó en mi existencia la muerte de aquel com-
pañero... el hijo de este digno señor, a quien pública-
mente le pido me perdone. Mi culpa fue inocente... su
padre quisiera mi vida; puede disponer de ella cuando
guste, ahora mismo comprendo su dolor, pero el mío
también ha sido horrible.
El H:. del Tall:. Anonadado, fuera de sí, exclama:
V:.M:. mis fuerzas como hombre y como padre me
abandonan, sólo me resta como Masón. Suplicaros que
me permitáis ir a la Col:.para perdonar al recién Inicia-
do... El V:.M:. así lo dispuso...

Una vez entre las Columnas, al lado del que se inicia-
ba, lo dijo: No pensé nunca mirarte la cara frente a fren-
te, pero has tocado las fibras de mi corazón: más aquí
en presencia del G:.A:.U:.U:. que es Dios, y de mis HH:.
Espirituales, te perdono de todo corazón; comprendo lo
que habrás sufrido, cosas del destino... irremediables...
pero yo que tanto he llorado por mi idolatrado hijo, en
este momento te abrazo como si tú lo fueras y también
te estrecho como mi H:.de Logia.
El recién Iniciado dobló una rodilla en tierra y toman-
do la mano de su perdonador, lloró... como lloran los
hombres de limpio corazón y sana conciencia; luego
incorporado se abrazo con el que le ofrecía cariño pa-
ternal y fraterno, en medio de lágrimas ambos, y de
sollozos.
Recuperada la serenidad, prosiguió la Cer:. hasta el
final.
Indescriptible sería narrar los momentos de intensa
emoción, traslucida en lágrimas, que vivieron los HH:.
Pasaron si... pero dejaron una huella imborrable de
ejemplo y enseñanza, de que los sentimientos Masóni-
cos pueden llegar a hacer vibrar las afecciones huma-
nas en forma tan noble y tan sublime, como en el caso
que se ha narrado.
Este hecho ocurrió por el año 1925 en una Log:. Del
Oriente Peruano.

domingo, marzo 05, 2006

Hijo, ven a ver, vienen los Masones...

Hijo, ven a ver, vienen los Masones...





Quienes son?

Ellos... los que van caminando de Oriente a Occidente y de Norte a Sur, con los pies bien firmes en el Universo.

Por que tiembla la tierra a cada paso que dan?

Porque cada uno carga sobre sus espaldas el peso de un Templo erigido a la Verdad.

De donde son?

No tienen fronteras, la tierra es su casa y el cielo es su techo, formando una raza sin color y de todos los colores, pero tienen señales que los hacen diferentes de los demás.

Como los reconoces?

Llevan el silencio en la boca y el dedo pronto para señalar lo injusto, lo falso y lo hipócrita. Estar entre ellos es como estar en casa, no necesitas máscaras, basta ser tu mismo.

Cuantos tipos de Masones existen?

Dos, los que son Luz y los que todavía son capullos.
De estos últimos hay muchos pero de los primeros pocos; de estos primeros podemos esperar todo, ya que sus rostros son lisos, no tienen arrugas ni permiten dobleces, no temen nada porque para ser Luz tuvieron que morir para la vida profana para finalmente poder vivir.
Vienen del seno de la tierra para ver la Luz y ser Luz, la misma que ilumina el camino de sus Hermanos.
Todo comienza y todo termina en su interior, en su alma, dejando el capullo como mariposas.
Mudaron y dejaron la piel vieja por una nueva que está llena de Luz.